A nivel mundial, se ha reconocido la necesidad de establecer sistemas de clasificación o “taxonomías” para identificar actividades económicamente sostenibles con un impacto ambiental positivo. El objetivo es crear un lenguaje común que facilite la comparabilidad entre diferentes actividades económicas, evitando información inexacta o falsa sobre las características de sostenibilidad de los productos y servicios financieros ofrecidos en el mercado.
En Chile, la importancia de tener una taxonomía nacional para identificar actividades económicas sostenibles se reconoció en 2021. Se desarrolló una “Hoja de Ruta para una Taxonomía en Chile”, que proporciona diez recomendaciones para su creación. Posteriormente, a principios de 2022, se convocó un Comité Preparatorio para el Desarrollo de un Sistema de Clasificación de Actividades Económicas Sostenibles. El proceso de creación de este sistema está actualmente liderado por el Ministerio de Hacienda, con el apoyo de reguladores financieros, supervisores y el Ministerio del Medio Ambiente.
En agosto de 2023, el Ministerio de Hacienda publicó la “Estructura de la taxonomía de actividades económicas ambientalmente sostenibles para Chile”, que establece un marco con los elementos esenciales que se han considerado para el desarrollo de la taxonomía. La propuesta distingue entre “Elementos Estructurales” y “Elementos de Contenido”. Los primeros establecen el marco sobre el cual se desarrollará el contenido de la Taxonomía, mientras que los segundos corresponden a aspectos técnicos, consistentes principalmente en la lista de Actividades Económicas Elegibles (AEE) y los Criterios Técnicos de Selección, que determinarán si dichas AEE pueden considerarse ambientalmente sostenibles.
Componentes Esenciales de la Taxonomía
Objetivos Ambientales: Inspirados en la Taxonomía de la UE y otras jurisdicciones (como Colombia y México), estos objetivos incluyen: mitigar el cambio climático, adaptarse al cambio climático, uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos, transición a una economía circular, prevención y control de la contaminación, y conservación y restauración de ecosistemas y biodiversidad.
Sectores Económicos Elegibles: La taxonomía define sectores como agricultura, minería, industrias manufactureras, suministro de energía, gestión de agua y residuos, construcción, transporte, comunicaciones y bienes raíces. Su evaluación se basa en su contribución a los objetivos ambientales.
Actividades Económicas Elegibles: Estas se definirán en base a un análisis comparativo con otras taxonomías o sistemas de clasificación nacionales o extranjeros. Se considerará su contribución actual o potencial para lograr los objetivos ambientales y su relevancia dentro de la actividad económica nacional.
Estándares Mínimos: Para ser considerada “ambientalmente sostenible”, una actividad económica debe cumplir con estándares mínimos, incluyendo no causar un daño significativo a los objetivos ambientales, una contribución sustancial a uno o más objetivos, y el cumplimiento de salvaguardas mínimas.